La congregación de Jaraquiel, hoy un faro de fe en la comunidad, tuvo su comienzo en el año 2009. Su nacimiento fue una respuesta directa a la sentida necesidad de algunos creyentes locales que, habiendo abrazado el Evangelio del Señor Jesucristo, anhelaban un espacio para crecer juntos en su fe. Fue entonces cuando los dedicados hermanos de La Unidad de Evangelismo Centro  respondieron al llamado.

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El impulso inicial provino de una labor evangelizadora que sembró la semilla de lo que sería una próspera comunidad. Liderados por el hermano Carlos Piñerez, establecieron un pequeño núcleo en un grupo familiar, donde la fe podía ser cultivada en un ambiente íntimo y de apoyo. Este grupo no solo ofreció un lugar para la enseñanza de las Escrituras, sino que también brindó un espacio para la comunión y el discipulado.

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Con el tiempo y la guía constante, este grupo familiar floreció. Semana tras semana, sus miembros se reunían con corazones abiertos, profundizando en las enseñanzas del evangelio de Jesús.

 

La dedicación y el compromiso de estos primeros discípulos dieron frutos, y lo que comenzó como un pequeño encuentro se transformó en una congregación. Tan rápido fue el crecimiento que, tan solo un año después de su inicio, en 2010, la congregación ya necesitaba un espacio más grande.

 

Se trasladaron a una carpa, un símbolo de su creciente presencia, y más tarde, a un lote más amplio en un lugar céntrico. Esta nueva ubicación no solo les permitió mejorar su infraestructura, sino que también consolidó su posición como un punto de referencia espiritual en el corazón de Jaraquiel. Con líderes locales asumiendo la responsabilidad de su cuidado y desarrollo, la congregación de Jaraquiel fue inaugurada oficialmente en 2010, y desde entonces, ha permanecido firme, continuando su misión de difundir el mensaje del Evangelio y servir a la comunidad

Jaraquiel hace parte de la zona corregimental de la capital cordobesa , ubicado en en el suroccidente de la ciudad, es uno de los diez corregimientos de Montería bañado por las aguas del río Sinú, lo que la hace una tierra privilegiada y fructífera, elemento clave para basar su  economía en la agricultura y ganadería, asimismo, muchos de sus pobladores derivan su sustento de la extracción y comercialización de arena y otros minerales que brotan de esta fuente hídrica