En el año 2007, el ministerio CFC Internacional se extendió hasta Caucasia, conocida como   la capital del bajo Cauca Antioqueño.

 

La congregación se originó, a través de un pequeño grupo de personas que se reunían en la casa de doña Rosiris en el barrio el triángulo; el cual era liderado por Mario y Clemencia quienes fueron los primeros líderes de la congregación, quienes buscaron la cobertura del Centro Familiar Cristiano Internacional en Montería; el pastor Oséias Pereira Da Silva atendiendo el llamado delegó a un obrero, quien se trasladaba semanalmente a este lugar. Poco tiempo después, en  marzo del 2007 con la asistencia de 50 personas se realizó la primera reunión en el auditorio del Hotel Acapulco, con la presencia del Pastor Oséias Pereira quien bendijo la reunión y dio apertura oficial a la Congregación CFC Caucasia.

 

Luego de tres años, en septiembre del 2010, asume el liderazgo de la congregación el pastor Gerardo Prioló Flores, quien junto a su familia se establecen en dicho municipio, recibiendo la obra con treinta miembros y cinco líderes. Desde entonces, la congregación de Caucasia ha mostrado un crecimiento significativo, atendiendo células de desarrollo familiar; empresarial; juvenil e infantil, para un total de (17), lo que ha permitido llegar a todos los grupos etarios de la población, lo que constituye una gran herramienta por medio de la cual la comunidad se integra a la obra.

 

Caucasia es un municipio ubicado en la región del bajo Cauca antioqueño, limita al norte con el departamento de Córdoba; su economía se mueve alrededor de la minería, ganadería, pesca y agricultura, llegando a ser unos de los mayores productores de oro de Colombia. Actualmente, el distrito ocupa un lugar preponderante en el departamento, siendo el mayor productor de ganado de la subregión.

 

Pastor Gerardo Prioló Flórez: “Nosotros la llamamos la iglesia de los milagros, por los testimonios impresionantes de personas sanadas de cáncer y otras enfermedades, cientos de personas, matrimonios y familias enteras restauradas, pero el mayor de los testimonios es el milagro de nosotros como pastores, quienes por trece años no habíamos podido tener hijos y el Señor nos premió con la bendición de darnos un niño, el cual fue un milagro relevante y conocido por toda la ciudad, al punto que muchos me reconocen como el pastor del milagro”.