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En el año 2006, en el barrio Alfonso López al sur de Montería, se originó un punto de oración y exposición de la Palabra de Dios, que funcionaba en un lote de terreno donado por un fiel seguidor  de el Señor jesucristo, el cual era liderado por un grupo de hermanos de la Iglesia Centro Familiar Cristiano Internacional entre los que se contaban la pastora Isidora Bruno, Plinio Negrete y Carlina Torrez entre otros hermanos. Con la llegada de las Buenas Nuevas de salvación al barrio, un grupo de vecinos y amigos del sector acogieron con fe la Palabra de Dios, convirtiéndose en multiplicadores de la causa cristiana; para entonces evangelizaban por las calles y en sectores vecinos; de esta manera, y al pasar de los días, el punto de predicación fue creciendo y por consiguiente se requería ampliar el espacio para las reuniones.

Ante esta eventualidad, la Iglesia, en cabeza de el Pastor Oseías Pereira Da Silva, tomó la decisión de comprar un lote contiguo, lo que permitió ampliar el espacio y brindar más comodidad a los  asiduos visitantes. Luego de estas mejoras y al cabo de dos años, el punto de predicación entró en una nueva fase de crecimiento y de consolidación, razón por la cual las condiciones estaban dadas para elevarla a la categoría de congregación.

En consecuencia, desde el mes de enero del año 2008 aquel grupo de oración que inició dos años atrás, se convirtió en una congregación, liderada por un pastor y celebrando reuniones semanales. La presencia de la iglesia en el lugar ha permitido que la semilla del Evangelio se haya esparcido en barrios aledaños, especialmente en el sector del Cerro, el cual no ha sido ajeno a la vida del barrio Alfonso López, siendo su vecino más próximo, conocido como uno de los numerosos asentamientos subnormales que existen en la ciudad y el único situado encima de un cerro al sur de Montería. 

Alfonso López no surgió como la mayoría de los barrios del Sur de la ciudad, es decir, no es producto de una invasión. Nació por la necesidad de un grupo de personas que no tenían un techo para vivir, los cuales se organizaron y decidieron acogerse a los planes de vivienda de interés social que en ese momento ofrecía el gobierno Nacional. La iniciativa la tomó el señor Antonio Zumaqué Hernandez, quien en esa época compró dos hectáreas de los terrenos donde hoy se encuentra el barrio, comenzando con ello la venta de lotes y las construcciones de las primeras casas.